Pandemia... Jamás pensamos vivir algo así ¿verdad? Yo no, lo confieso. Nunca lo pensé, mi mente es experta en imaginar situaciones y no precisamente siempre agradables pero esto, enfin, ahora mismo tiene mucho sentido frase que dice: la realidad supera a la ficción. Son demasiados los momentos en la vida en los que adoptamos una actitud de espera cómo si fueramos Penélope que esperaba a que llegase el primer tren. Esperamos y esperamos. Quizás por eso esta situación nos ha puesto a todos del revés.
Si miro en el baúl de mis recuerdos, (estoy musical eh?) soy capaz de encontrar épocas de mi vida en las que esperaba que llegase el fin de semana, las vacaciones, o un momento especial para disfrutar de la vida. Me costaba mucho valorar cada día como una oportunidad o un regalo, sabía la teoría, sabía que estaba viviendo privilegiadamente, me refiero a que tenía salud, trabajo, mi familia estaba bien.. vamos, que tenía todo ese montón de cosas que dicen que hay que tener para ser feliz y disfrutar de la vida y sin embargo no sabía hacerlo, seguía esperando. Seguía esperando que alguien diese el pistoletazo de salida para comenzar a disfrutar de ese milagro que hoy me parece disfrutar del aquí y el ahora.
¿Qué me pasaba? No me había pegado un golpe en la cabeza, no. Simplemente me pasaba algo muy común que le sucede a muchas personas y que quiero compartir contigo por si eso puede ayudarte y más en estos momentos: estaba perdida en el mundo de mis pensamientos y mis emociones esperando, ilusa de mi, algo absolutamente imposible, que ambas cosas estuviesen en un perfecto estado para comenzar a vivir.
Tenemos la creencia de que debemos encontrarnos "bien" para disfrutar, de que las cosas tienen que mejorar para que yo pueda disfrutar. Creemos que todo debe ser perfecto y justo. Esta es la trampa, la trampa de la felicidad en la que hemos caído. No existen los momentos perfectos que imagina nuestra mente, no existe ese hechizo o poción mágica que elimine los pensamientos y las emociones desagradables, ni tampoco existe ese mundo justo dónde las cosas siempre salen cómo creemos que merecemos.
Entonces, si la vida no va a ser exáctamente cómo yo quiero, si los pensamientos y las emociones mal llamados negativos, no van a desaparecer... ¿Cómo podremos valorar el aquí y ahora? ¿Cómo podremos vivir con plenitud la vida tal y como viene? Aprendiendo a relacionarnos con los pensamientos y emociones desde la aceptación y no desde la lucha mental.
¿Cómo puedes hacerlo? Como todo, con mucho entrenamiento y con la frustación como compañera en muchos momentos. Se trata de entrenar el foco de nuestra atención a todo lo que vivimos y no sólo a los eventos internos (pensamientos y emociones). Quizá estos pasos puedan ayudarte:
- Date cuenta de todo lo que sientes en tu cuerpo y todo lo que piensas justo en este momento. Sólo observa, no trates de cambiar nada de lo que ocurre ahora mismo, sea lo que sea.
- Acepta. Permite que tus pensamientos y tus emociones estén ahí, sin tratar de evitarlos, pero sin entrar en ese diálogo interno constante que no nos permite vivir ese aquí y ahora que tanto deseamos. Imagina que esos pensamientos
- Presta atención consciente. Observa cualquier elemento que esté presente en este momento: el agua que puedes beber, las nubes que ahora vemos a través de nuestras ventanas o balcones, los sonidos que escuchas, lo que tú quieras y tengas disponible.
- Actúa. Implicate con aquello que estés haciendo en este momento con total compromiso: si estás escuchando a alguien, hazlo con toda tu atención, si estás limpiando, haciendo la comida, haciendo manualidades con tus hijos para entretanerlos, rezando, leyendo, trabajando... hazlo con total implicación dando valor a ese momento que estás viviendo.
Estos pasos no son la panacea, y si lo que pretendes es sentirte "bien" o conseguir este estado anímico "perfecto", no lo conseguirás, sencillamente, porque no se puede. Recuerda que el objetivo de todo esto no es eliminar tus pensamientos y emociones, sino cambiar tu forma de relacionarte con ellos.
Se trata de vivir sin esperar a que desaparezcan, se trata de vivir con y a pesar de ellos y aceptando que este momento es perfecto para vivir, pues es la vida la que ahora mismo está sucediendo, no te la pierdas, cada día cuenta.
Un abrazo con todo mi cariño
Carmen
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